¿Por qué Camagüey no estuvo representado en la primera Serie Nacional? Esa es una gran pregunta, que muchos se han hecho, y otros no han podido responder, más cuando en la lista de los primeros peloteros del máximo evento hay casi todo un equipo completo de hombres provenientes de la antigua provincia. Vamos a responder, pero también a hablar y a mostrar fotos de esos “implicados”.

Lo primero es entender el sistema competitivo de entonces. La integración de las primeras Series no tenía en cuenta la representatividad total de las provincias, como ocurre en la actualidad, sino que había que dirimir una clasificatoria previa y al principio Camagüey se quedaba rozando el boleto. Fíjense que el primer campeonato amateur en la Revolución no fue la SN, porque ya en 1959 habían ganado los Mulos de Nicaro y la Arrocera Almanza había sido la representante nuestra, con derrotas por la mínima. Después hubo otras variantes, pero igual no alcanzamos la clasificación y los peloteros quedaron disponibles como refuerzos.

En la apertura de 1962 de la SN el equipo que ocupó el segundo lugar de la justa fue el de más camagüeyanos en su nómina: Orientales. ¡Cinco “pichones” de haitianos o jamaiquinos hicieron las maletas a la tierra caliente! Vaya que casualidad, el único bien “blanquito” fue el vertientino Rolando “El Gallego” Valdés, a la postre líder en cuadrangulares. Los herederos de la masa de inmigrantes que cortaron mucha caña en los centrales del Camagüey fueron Sebastián Daniel, Abilio Amargo, Daniel Hernández, Sidney Grant y Everildo Hernández (un avileño sin siquiera inscripción de nacimiento), añadiendo a Oscar Fombona. Claro, Julio “Mi vida” Portilla era del central Francisco (hoy Amancio Rodríguez, por eso lo cuantifican por Las Tunas) y también estuvo con Orientales y el veteranísimo Renato Puertas no jugó, pues era coach.

Por Azucareros aparecieron Sol Miguel Cuevas (ya con una decena de campeonatos a cuestas antes de la SN), Víctor Camejo y Gilfredo Landa, situación que es borrosa en la memoria de muchos, pues la mayoría de los mencionados cambiaron de selección entre la segunda y tercera edición de la SN.

Con el Habana solo estuvo el zurdo Pelayo Franco, del central avileño Pina (otro caso que cae en la “caja contadora” de la diferente y actual división político administrativa), pero entre los campeones Occidentales hubo otros coterráneos: Ervin Walters y Mariano Álvarez.

¡Que sí, que son camagüeyanos! No me vengan a decir que Walters es matancero, que ya se había cansado de dar palos y romper guantes en la Intercentrales con Céspedes y Florida cuando en busca de mejores dividendos incursionó con el central España en la liga Pedro Betancourt. Esa es una discusión con los periodistas de por allá, sin tener en cuenta que llegó ya siendo un peloterazo, lo que pasó es que después se enamoró de Zenaida y se quedó a vivir en Perico, por eso la Serie Nacional lo atrapó por esos lares. De hecho Walters está en el Salón de la Fama de Matanzas y Camagüey todavía no impulsa el suyo (ya con algunos electos).

¿Y Mariano? Súper floridano, otro que ya era campo corto desde que se fue a La Habana con el Hershey de la Liga Amateur.

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