Se han convertido en una tónica los malos resultados de la pelota camagüeyana. Después del descalabro en la pasada Serie Nacional, le tocó el turno al elenco que nos viene representando en el torneo sub-23 donde ocupan el último lugar del grupo C con balance desfavorable de cuatro (4) victorias y nueve (9) derrotas. Si hacemos un balance a nivel nacional ocupan el penúltimo lugar de la justa abrazados con el equipo Granma, dejando el frío sótano para el combinado holguinero que solo ha sonreído en dos (2) ocasiones en lo que va de contienda.

Los tres (3) últimos descalabros se sufrieron de la mano de los espirituanos que pasaron la escoba a la tropa de Marino Luis y sepultaron las remotas posibilidades que existían de llegar a la postemporada.

En un torneo donde ha predominado el pitcheo en detrimento de la ofensiva los lanzadores agramontinos tienen en promedio de carreras limpias (PCL) de 3.01 que los sitúa en el lugar trece (13) entre las dieciséis (16) selecciones que participan en el certamen. La media del torneo (PCL) es de 2.44, por lo que hablar de un papel destacado de nuestros lanzadores sería tapar el sol con un dedo. Mención aparte para Alejandro León, quien en rol de relevo ha conseguido tres (3) de las cuatro (4) victorias de los toros y lanza para un PCL de 2.25, una grata sorpresa ha sido la actuación de Jorge Licea que a pesar de no haber obtenido sonrisa alguna tiene el PCL más bajo del equipo (0.81) en 8.2 entradas de actuación. Lamentablemente lanzadores de experiencia en eventos nacionales de mayores como Luis Mario Macías (7.00) y Carlos Alberto Pedroso (4.31) no se han podido hacer justicia ni sacar el aval que poseían antes del comienzo del certamen.

Se dice que el pitcheo garantiza el 75% de las victorias, pero si los serpentineros no son respaldados por una ofensiva productiva las posibilidades de victoria se minimizan en gran cuantía.

La ofensiva ha estado de lágrimas. Se promedia colectivamente para un paupérrimo .181 y solo se han conectado nueve (9) extrabases, repartidos en ocho (8) dobles y un (1) cuadrangular salido del bate de Lisván Fajardo. Peloteros con participación en el máximo torneo cubano como Cristian Martínez (.125), Leonardo Casado (.156) y el propio Lisván Fajardo (.147) no han podido aportar casi nada a la causa. Ningún pelotero camagüeyano batea por encima de .300 y solo Reinaldo Rodríguez (.263) promedia por encima de los .250. Somos el peor equipo de la competición en average a falta de tan solo dos (2) juegos para que caigan las cortinas de la competición.

La defensa tampoco ha sido un punto fuerte en este conjunto. Se han cometido la friolera de quince (15) errores en trece (13) partidos y algunos en momentos claves que han incidido en el resultado final. Se fildea para (.961) y se ocupa el octavo (8) lugar en ese renglón del juego por lo que la defensa del torneo en sentido general ha sido un punto más que negativo.

Como pueden ver, con esos números de espanto es poco probable que se pueda aspirar a la victoria y un resultado positivo. MUCHO se tiene que TRABAJAR para colocar al béisbol de la provincia en planos estelares. La columna vertebral de los Toros de la Llanura envejece y ni remotamente se asoma un relevo medianamente digno para hombres como Alexander Ayala, Leslie Anderson y Yordanis Samón, todos con más de cuarenta (40) años.

Muchos son los problemas que aquejan al béisbol y al país. La falta de motivación pasa factura a muchos peloteros y las personas que mueven los hilos de la pelota provincial y nacional aún no encuentran la fórmula (en ocasiones tan sencilla de ver) para llevar a nuestro pasatiempo beisbolero a puerto seguro.

Mientras tanto no queda otra que seguir esperando por un milagro de la primavera.

Un comentario en «De mal en peor el béisbol en Camagüey»

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