Desde los remotos tiempos del Imperio Romano y también en la edad media, el vino era la bebida por excelencia para que gobernantes, soldados y parte del pueblo celebraran cada éxito en cualquier ámbito. En una época donde las guerras eran tan frecuentes como las lluvias, brindar y llevarse a la boca la copa de la victoria repleta de vino, era una tradición y más que eso, casi una orden, entre los emperadores y sus súbditos.

Veinte siglos después de Cristo, en la centuria número 21, en su año 23: un nuevo emperador comienza a preparar sus armas para las próximas batallas. Marino Luis Márquez ya ha logrado su primer objetivo y va dirigiendo a sus huestes en la búsqueda del triunfo.

Comenzó su empresa con una férrea disciplina que a veces rayó en el extremo al separar a peloteros , no convocar a otros. Su principal premisa sería la organización y el respeto. Más de un encontronazo y alguna que otra mirada. La mano dura , la palabra autoritaria. El difícil arte del equilibrio entre lo estricto y lo flexible para lograr una balanza pareja. Lidiar con peloteros de distintas generaciones y lo más difícil: casi todos ellos , amigos en las malas derrotas y en las buenas celebraciones. Había mucho reto por delante y unos cuantos no tuvieron la fe , no creyeron y cerraron los ojos. Comenzaba un largo camino.

Cuando empezó la campaña , su ejército era el más joven y a la vez el que más veteranos contenía. 16 debutantes que lo habían acompañado durante el 7mo Torneo Nacional Sub 23 , y tres caballos de mil batallas , con más de 40 años eran sus principales piezas del ajedrez que tocaba jugar.

Tuvo que sobreponerse a perder tres hombres claves tras el home plate: Yendry Tellez, Luis Enrique Gomez, (Ambos de equipos Cuba), y el utility Jorge Luis Alvarez. Dando paso a tres inexpertos receptores en series nacionales más la inclusión de un jugador tipo “caja de sorpresas” que no había logrado encajar entre Cachorros, Avispas y Alazanes.

El área del pitcheo era un terreno minado pues las explosiones en el montículo estarían a la orden de día: no había mucho de donde escoger y solo quedaba la motivación y el propósito de luchar con lo que se tenía.

Era el debut de Marino Luis . Sus anteriores logros no eran los mejores, no tenía nada que perder y si mucho que ganar.

Los dos primeros asaltos fueron adversos con balance de 11-14 en cada uno de ellos. Solo quedaba salir a rematar en el último round.

En el trayecto, a Marino se le escaparon jugadas, detalles que importaban y que hacía que el enardecido público pasara de ser afición a convertirse en jauría. La crítica era implacable pues el resultado no era bueno. Sin dudas fueron 50 juegos iniciales de una escuela que se encontraba en medio de un volcán en erupción. Marino supo aguantar la presión y al calor del fuego se fue curtiendo en compañía de sus asesores.

Marino se auxilió de la sabia de Darío Cid y Alexander Infante. Rolando Valhuerdis , Norberto Concepción y los doctores en Ciencias del deporte Jose Ignacio Ruiz y Luciano Mesa.Todos apostaron por y para la clasificación.

A partir del partido 51 y hasta el 75, Los Toros eslabonaron varias rachas positivas y lograron foja de 17-8 cuando más lo necesitaban, logrando su clasificación en el juego 75. Marino y su cuerpo de dirección mantuvieron firme el timón y lograron llegar a tierra firme con sangre de victoria en las venas.

Al margen de los errores tácticos-estratégicos , de las decisiones que no llegaron a buen destino y de cualquier otro detalle, Marino logró el resultado planteado y merece todo el reconocimiento. No solo obtuvo más victorias (con menos) que en la campaña anterior. También nos llevó nuevamente a la clasificación, algo que no se lograba hacía tres temporadas atrás. Junto a Miguel Borroto, Felipe Sarduy, Rolando Hernandez y Orlando González, se ha convertido en el 5to timonel que lleva a Los Toros a la postemporada en 36 años desde que en el 1988 hiciéramos nuestro debut, justamente tres años después de que se celebrara el primer Play Off en clásicos nacionales. Que lo haya logrado como mentor debutante , constituye un mérito aún más significativo.

Se ha ganado por derecho propio mantenerse al frente de la tormenta en la 63 Serie Nacional.

La pelea no ha terminado. Vienen momentos tan difíciles como los del último tercio. Cada nuevo juego es un “vida o muerte”, y aunque ya hemos llegado hasta aquí, hay mucha avidez de nuevos triunfos…y de más vino, para brindar por las nuevas sonrisas, de la mano de Marino.

2 comentarios en «“Al pan, pan…y a Marino: EL VINO!»
  1. Gracias por el artículo. Muy objetivo. Nnca olvido como increpaba al doctor porque consideraba que con borroto no se escribían las cosas como son. Hoy veo madurez periodística. Reconocer errores. valorar la entrega y sin dejar de ver nuestras manchas apostar por lo que amamos.

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