Los tres (3) últimos juegos contra Artemisa han sido suficientes para darnos cuentas que nuestro equipo es un cachumbambé. 
 
En el primer juego de la subserie los bates despertaron de tamaña manera al punto de fabricar dieciseis (16) carreras (que pudieron ser más pues en ese choque se dejaron catorce (14) corredores en circulación), lo que sucede que los batazos con hombres en bases llegaron después del sexto capítulo.

El abridor Yusmel Velázquez caminó la ruta sobre un volcán a punto de estallar, pero se las arregló para solo permitir cuatro (4) anotaciones a la tanda ofensiva de los cazadores que le ligaron nueve (9) inatrapables y le batearon para promedio de .333.

Marcador final del encuentro 16 – 4 por la vía del knock out (KO) ante una afición que irradiaba alegría por doquier. 
 
Menos de veinticuatro (24) horas pasaron para volver a la grama del terreno y ver a un conjunto en total metamorfosis ante el mismo oponente.

La ofensiva se vio contenida al punto de conectar solamente tres (3) imparables sin la más mínima posibilidad de pisar el home plate.

Mario Marzo no pudo sacar out en el segunda entrada explotando del montículo y los relevistas tampoco se hicieron justicia dejando la escena lista para un escalofriante fuera de combate en siete (7) innings con balance de 11 – 0. 
 
Hace solo una hora finalizó el tercer cotejo de la subserie y los nuestros se llevaron las palmas viniendo de abajo después de tener la pizarra con marcador desfavorable de 0 – 5 al término del medio juego.
 
¡ DOCE (12) ENTRADAS pasaron sin que los nuestros volvieran a pisar la goma y sumar carreras en la caja registradora ! El letargo ofensivo se negaba a abandonar a los nuestros hasta que el sexto capítulo y después de uno de los recurrentes batazos para doble play, Leonel Moas Jr. empinó la pelota con un hombre en circulación y acercó en el marcador a la tropa agramontina.
 
Cabe destacar que el staff de lanzadores en este desafió hizo su trabajo de manera decorosa, pues debemos recordar que las figuras noveles son las que tienen que sacar la cara ante la ausencia de las principales figuras que partieron a contratos en el exterior. (De ese tema hablaremos en otro momento).

De a poco se fue descontando y si no se finiquitó el partido en las nueve (9) entradas reglamentarias fue por el fantasma de la baja producción con hombres en bases, como sucedió en el cuarto episodio con corredores en los ángulos sin la sombra de un out.
 
Las palmas para Marlon Soriano con un relevo casi hermético durante cuatro (4) entradas, incluyendo el de la regla Schiller donde permitió una (1) anotación que no va a su récord como carrera limpia.

Quiero resaltar el turno al bate de Yanrey Pomares que resurgió como ave Fenix y casi al borde del ponche hizo los ajustes necesarios para contener el swing ante un lanzamiento de rompimiento y después conectar con efectividad hacia el centro del terreno empujando la carrera de la ventaja en la décima entrada, y el hit de oro del paracorto Emilio Torres que sirvió para ampliar el racimo y poner números definitivos al marcador.
 
Así se ha comportado nuestro conjunto en estos tres (3) encuentros. Una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que nos deja los pelos de punta sin encontrar explicación a tan desbalanceados vaivenes en los acápites del juego.
Es cierto que todos los desafíos son distintos y tienen sus peculiaridades, como también nos hacemos eco del popular refrán – ningún equipo es tan bueno cuando gana, ni tan malo cuando pierde – pero los toros nos tienen con el corazón en la mano en esto de las emociones, el fanatismo y otros demonios. 
 
Solo queda esperar por los dos (2) partidos del fin de semana. Una división de honores serviría para hacer la tarea y llevarnos la subserie 3-2 ante los artemiseños. Después se enrumbaría la nave al cuartel general del Cándido González donde estaremos enfrentando a los azules de la capital.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *