Foto tomada de la página de Facebook: Toros de Camagüey.

Surgió la luz y la alegría para muchos seguidores de los Toros que con Pinar del Río no lograban respirar por tanto tabaco humeante en el ambiente.

Se marchó el Tsunami y el anuncio fue igual de preocupante: se avistaban piratas.

No por jóvenes han sido alguna vez indefensos. Siempre llegan con hambre a esta tierra firme y un Toro luce ideal para un exquisito plato.

La batalla fue encarnizada. Al estilo de las novelas de capa y espada de Salgari. Cómo aquellas aventuras de corsarios y piratas frente a los colonos y sus cañones . Y cuando nadie sabía quién iba a salir airoso, los piratas bajaron la espada pero no la bandera. Perdieron con las botas puestas, pero solo se alejaron un poco mar adentro.

Los Toros fueron fuertes y 5 veces embistieron. Impetuosos el Samón , con dos dobles y compañía: Moa y Ermindo disfrutaron también su doblete. Lo de Moa ya se está haciendo habitual. Y eso que el Toro de la caja de herramientas estuvo indispuesto en el banco. Azcuy esta vez tuvo que ver a Los Toros desde la barrera: literal. Danny Luaces tomó las armas y se batió duro con par de hits e igual número de empujadas. Un doble fue su más letal golpe.

Uno que si no quiso perderse más nada fue el recién aparecido Ciclón Ayala que se quitó el suero directo en vena y se paró de la cama riéndose de esa enfermedad que llaman Dengue. El Toro mayor ya no cree mucho en la fiebre. A no ser en ese estado febril que lo domina cuando de luchar por el triunfo se trata. No logró imparables, pero se hizo respetar ante su público y ante los piratas que lo enfrentaron.

Los Piratas parecían estar a punto del hundimiento. Pero nunca hay que confiarse de un hombre de mar herido. Lo sabía bien el Capitán de la cándida fortaleza sitiada: en la región de González.

En apenas dos capítulos , los de la carabela igualaron las acciones dándole muerte a un tataranieto de Diego Velázquez: El cachorro Yusmel: que ahora ha preferido ladrar entre los Toros. No cayó la bandera, pues Mendoza vino a levantar el estandarte, pero el más pequeño de los marineros, le conectó su primer jonrón en Series Nacionales. Al pirata Boris le bastó solo un “madrazo” y la estocada le supo a gloria pues servía para empatar el juego , mientras que a Yonimiller Mendoza el madrazo le supo a hiel. Otro jonrón más soportado, y el insoportable público chillándole por no lograr ser efectivo: una vez más.

Gracias a Dios en la 7ma oleada de ataques, dos hits de los lugareños se combinó con un error de cálculo de los marineros de la isla. Eso fue lo que marcó la victoria parcial de los Toros agramontinos: un error a la defensa.

Vino en rescate otro torete de sangre morena: Giorbis López, el novato santiaguero, sería profeta pero no en su tierra indomita. Se estrenó como vencedor en donde el agua se bebe en tinajones. A su auxilio acudió un compatriota que ya suena en las praderas agramontinas: Yusmel Garcés. Ambos gritaron: “Por Santiago!” Y los piratas vencidos exclamaron: “Huyamos! Que caray!.”

Asi nuevamente se enrumbó la nave del “marino” Luis. Buscando la senda victoriosa que unos tales vegueros negaron una semana atrás.

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