Hace unos meses con el cierre de las cortinas de nuestro pasatiempo nacional en su última edición doméstica, muchos nos quedamos preocupados y pensativos ante la nueva realidad que se nos planteaba.

Ya se había hecho oficial que la 62 Serie Nacional comenzaría en septiembre del 2023 a más de 15 meses de terminada la 61 y última de las ediciones.

Como aliciente, y de manera muy poco habitual, tendríamos un campeonato Nacional sub 23 (el 7mo) para darle paso en el mes de octubre de 2022 a lo que sería llamado el Torneo Élite, emulando con las otroras Series Selectivas y las también llamadas Copas Revolución.

La 8va Serie Nacional Sub-23 estaría rodando sus películas en los meses primaverales de abril y mayo de 2023 dejando el escenario listo para que en septiembre del 2023 se de la voz de “A jugar” en la 62 Serie Nacional para mayores.

A decir verdad, el cronograma no era nada halagüeño pues el cubano necesita el béisbol de la misma manera que requiere azúcar prieta para hacer dulces.

A esto súmele que la calidad de los torneos paliativos antes de la llegada de septiembre 2023, no era la mejor.

Recuérdese que el 7mo torneo Sub-23 , además de corto y con juegos por zonas , tuvo muchas irregularidades condicionadas por la seria crisis económica que el país ha enfrentado en los últimos dos años. Carencia de materiales para la confección de trajes , escasez de pelotas e implementos deportivos, limitaciones con el combustible y el transporte en general, fueron algunos de los molinos de viento que el INDER y la dirección del Béisbol tuvieron que resolver para llevar a cabo, a duras penas , este recién finalizado torneo nacional.

Aunque aún no hay nada oficialmente dicho, se comenta a gran escala en cada esquina caliente que tras una reunión de alto nivel entre el INDER y CNB , se está analizando con profundidad la idea de hacer al unísono en el mes de marzo, las Series Nacionales para mayores y para menores de 23 años.

Al principio de que estos eventos se llamaran Liga de desarrollo y luego Sub-23, la metodología era precisamente que ambos torneos se efectuaran al unísono y de esta manera se establecía un sistema de altas y bajas aprovechando el buen momento de los más bisoños para tapar malos rendimientos de algunos peloteros en “el equipo grande” y de la misma manera si aparecía alguna indeseable lesión.

Muchas veces aplaudí ese sistema de competencias pues era emotivo y hasta ilusionaba ver a un grupo de novatos empujando fuerte con tal de nunca más bajar al Sub-23 mientras luchaban a brazo partido para hacerse indispensables.

De esa manera, la calidad era un factor en ascenso y los diamantes se iban puliendo mientras otros menos brillantes tenían la posibilidad de irse dando a conocer poco a poco.

Con la llegada de la COVID-19 y otros factores, se inició un éxodo de peloteros que ha ido en peligroso incremento al punto de que hoy en día no se visualiza una cantera hecha que pueda sustituir a los que van buscando otros horizontes en su viaje.

Tal vez esta sea una de las causas del adelanto del comienzo de la 62 y del hecho que se intencione el paralelismo entre ambas competencia, para mayor disfrute de nuestra afición.

A muchos nos preocupa que un proyecto así lleva un nivel de recursos y financiamiento para lograr un decoroso espectáculo lo más pronto posible.

No es menos cierto que los peloteros con mejores herramientas se han ido a buscar otros puertos, pero también es verdad que hoy por hoy, los que quedamos en esta orilla , queremos ver béisbol, aunque sea de barrio, aunque se llame quimbumbia y aunque seamos nosotros mismos los que juguemos. Porque el cubano hay que darle béisbol todo el año , como el trago de café en cada mañana para comenzar el duro batallar.

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