Camagüey ya tiene mánager para la Serie 62

Desde hace unos meses se venía especulando en los círculos beisboleros de la provincia que un nuevo director iba a ser nombrado por parte de la dirección del INDER y la Comisión Provincial de Béisbol en Camagüey para dirigir a Los Toros de la Llanura.

Hace algunos meses se especulaba en este sitio con nombres de encumbrados, con sueños casi imposibles y con posibilidades remotas pero reales, que podía ser una sorpresa en caso de que sucediera.

El sitio oficial Toros de Camagüey, nos despejo todas las dudas anunciando la noticia: Marino Luis, nuevo timonel de la nave agramontina.

Inmediatamente se desataron los comentarios en las redes sociales y en cada esquina de esta ciudad por donde se crucen dos amantes del béisbol.

Una de las posibilidades que habíamos tenido en cuenta era que Marino Luis fuera el DT después de par de experiencias en las series Nacionales sub 23 teniendo en cuenta que inicialmente se había diseñado una idea que en lo personal a mí no me gustaba nada: Y era que la Serie Nacional de mayores comenzará en el mes de septiembre después de que hubiesen pasado dos series sub 23.

Las nuevas clarinadas anunciaron que ambos torneos (el chiquito y el grande) serían hermanados de la mano e iban a transitar por los estadios de Cuba en el más cercano mes de marzo.

Ante esta situación, nos dimos cuenta que Marino solo podría ser el DT de uno de los dos, pues la nueva estructura no dejaba lugar para que pudiera estar presente en ambos torneos..

Hoy ha quedado clara la confianza que ambos organismos han tenido desde el principio en el otrora infielder camagüeyano.

Sin embargo, el respetable público no está del todo conforme con dicha designación.

Sin dudas, una definición valiente y arriesgada que, si sale mal o bien estará bajo el escrutinio de especialistas y aficionados, entendidos todos, del deporte de las bolas y los strikes. El público camagüeyano, tradicionalmente exigente y recio, tendrá otro motivo para debates y polémicas.

Cuando se analiza a profundidad la decisión tomada, hay varios elementos interesantes:

Desde el punto de vista menos positivo podemos ver que la mala actuación de nuestros muchachos del sub 23, anclando en el fondo de la tabla de posiciones, es lo que con más saña se le está señalando al futuro mentor. Otros alegan que su experiencia es mínima pues solo ha participado en series provinciales y la 7ma Serie Sub 23 con una cantidad de juegos de campeonato infantil. Algunos, de manera objetiva increpan acerca de su falta de horas frente a pizarras y documentos, haciendo alusión a la preparación táctica y estratégica que debe poseer un timonel, usando su capacidad intelectual en función de la teoría para luego convertir esta materia en la muy necesaria práctica, esperando que sea exitosa.

Si solo nos fuésemos a apoyar en estos argumentos, no quedaría más remedio que decir que la misión le quedaría grande a Marino.

Pero veamos lo positivo:

Estamos hablando de un atleta de más de 20 años jugando prácticamente sin interrupción, salvo aquella que lo mantuvo tres años fuera bajo el mandato de Orlando González, para luego regresar reverdeciendo laureles con Miguel Borroto. Su amplia experiencia sobre el terreno en distintas variantes de juego. Su manera de jugar, rápida, explosiva y pimentosa, es algo que sin dudas le va a imprimir a un equipo de los Toros, que estuvo entre los últimos en los parámetros y estadísticas de velocidad en la pasada campaña. Esta manera de dirigir que le vimos en la 7ma serie sub 23, es la que va a aplicar en la 62 Serie Nacional y tal vez, de esta manera, veamos una cara distinta entre los Toros a la hora de encarar un partido cuesta arriba, o de salir a luchar carrera a carrera en marcadores adversos.  Quizás esta es la cara que el público pide a gritos y quiere ver hace años. La fanaticada prefiere ver a un equipo que, aunque pierda, lo haga con las botas puestas, y peleando hasta el final. La derrota es derrota al fin, pero la apatía que existe en el banco agramontino desde hace par de años hace que los seguidores cuestionen muchas cosas en el plano interno y extra deportivo del equipo.

Yo en lo personal, no quiero una experiencia tipo Víctor Mesa. No soy amigo de tales extremos, pero no tengo dudas de que un buen ejemplo y un sano encaminamiento hacia los principios básicos de la disciplina en un equipo de béisbol como el nuestro, va a dar más frutos que problemas.

Todo un reto, lo mismo para Marino que para sus líderes en el seno de los Toros. Y claro que ahora será más difícil entrar por el aro estrecho que Marino Luis trae debajo del brazo. Pero de la misma manera, el nuevo director tendrá que hacerse un experto de la negociación y el entendimiento si quiere llegar a puerto seguro con sus nuevos atletas, muchos de ellos, ex compañeros de equipos, de momentos malos, pero también de fiestas y alegrías. Vamos a estar aquí, que como se dice en buen cubano: “Marino sabe por donde le entra el agua al coco”, a ese equipo.

Mucho tendrá que calibrar la balanza de “mano dura” y “mano amiga”, algo fundamental para que el respeto no se mezcle con la desfachatez, ni la libertad con el libertinaje, pero por sobre todas las cosas, la química imperante y que Marino logre establecer entre la dirección y los atletas, es una asignatura que ha quedado pendiente para muchos, pero que otros han sabido manejar con sumo acierto. Es esta, quizás, la más compleja de las tareas. Son muchos caracteres que se mueven entre edades tan tempranas que rozan con la inmadurez. Y otros peloteros que con sus años de carretera y de lesiones, a veces caen en el error del caudillismo y les dan más valor a caprichos individuales que a los propósitos colectivos. Todo un libro de adivinanzas para un mentor debutante, que sentirá la misma o más presión que cuando tuvo que empuñar un bate por primera vez, para empujar empate o ventaja.

Se encontrará a un equipo lleno de bajas, muchas de ellas sensibles, pero también estará en presencia de muchos jugadores que antes tuvieron menos posibilidades para jugar y que ahora tendrán banderín abierto si ponen el bate a sonar. Los lanzadores, estarán en manos de un nuevo equipo de entrenadores, y aunque aún no lo conozco de manera oficial, desde ya infiero que Alexander Infante esté al frente del staff camagüeyano, acompañando una vez más al nuevo mentor.

Por último, algo que la mayoría de los aficionados no sabe, es, en mi modesta opinión, la mejor de las cualidades de Marino Luis: Su receptividad y capacidad de escuchar.

Durante todo este tiempo se ha mantenido muy atento a los consejos de su equipo de trabajo, manteniendo excelentes relaciones con el resto del cuerpo de dirección y haciendo del asesoramiento un arma fundamental para usar en las complejas tomas de decisiones que llegarán en la pretemporada y en el torneo propiamente dicho.

Con la premisa de: “Guíenme, que aquí los que saben son ustedes”, nos deja claro desde ya la actitud de humildad y la intención de trabajo en equipo con las que comienza su carrera como director, recibiendo una ayuda que no poseía en las series provinciales. Entrenadores de experiencia, especialistas en los distintos renglones de juegos, Doctores en Ciencia llevando el sistema de entrenamiento. Todos estarán alimentando el proceso de aprendizaje en el cual se verá inmerso ahora, el segunda base cespedeño.

Toda nueva incorporación a un proyecto ambicioso como lo es, el de ganar el campeonato que se nos ha negado por más de 4 décadas ya, es un riesgo y una caja de sorpresas. No será la primera vez, ni la última, que un ex jugador debute como director. Sobran los ejemplos.

Ahora corresponde esperar a ver el desempeño del equipo, y el apoyo a su nuevo manager…todos estamos deseando lo mejor para él en este año de novato.

Faltan 5 meses para el “play ball” inicial.

La suerte está echada.