A nadie le gusta que “le toquen campanas”. Mucho menos a los cubanos. Es señal de que andas dormido, o “en la luna de Valencia”. Hace muchos años, al béisbol cubano se le ve sumido en un profundo letargo, que no nos gusta a ninguno de los que alguna vez vivimos el momento de gloria que vivió nuestro deporte nacional hace ya más de 10 años.

No hablaré del mal , prácticamente generalizado , que ha “enfermado” a casi la totalidad de nuestros últimos managers del equipo Cuba. Esa, de dejar fuera de la selección , a jugadores de probados méritos en el torneo local, para llevar a algún que otro “histórico” o a alguien de la casa, y así quedar a bien con la afición provincial, que al fin y al cabo, es la gente “que lucha pa´ tu equipo”.

Los ejemplos conocidos de directores, teniendo preferencias con algún hijo, o de otros, abusando de su nómina en la serie nacional, siempre se han asociado al fracaso más rotundo. Aunque la verdad es que ninguno, de todos los que han llevado las riendas del team Cuba, ha escapado de la derrota, desde la última vez que Urquiola logro levantar un trofeo en una Serie del Caribe.

Hoy quiero abordar el tema de nuestro actual manager, Armando Ferrer. Muchas veces reclamado como director por aquellos, incluido él mismo, que exponían los argumentos de que nadie más podía merecer el puesto después de haber alcanzado en dos años consecutivos, las medallas de oro y plata con el equipo Matanzas. Pero a la hora de encabezar la reunión para la selección de sus jugadores, Ferrer olvidó que “se predica con el ejemplo.”

Armando Ferrer olvidó que la misma ley que se le aplicó a él mismo, para ser elegido, debió emplearla al mejor lanzador derecho de la Serie Nacional 60: Frank Madan Montejo. Con una monumental falta de profesionalismo, no solo se obviaron sus números, marcas personales, y récords para su equipo. También se olvidó lo ético-pedagógico a la hora de darle a este atleta, una explicación, con un mínimo de coherencia.

Después de una muy buena Serie Nacional 59, Madan se propuso algo más grande aún, y logró ser insuperable para cualquier lanzador derecho que hubiera lanzado en la 60 Serie Nacional. Una serie que por demás se caracterizó por la intensidad ofensiva que proporcionó el uso de la vivísima bola “Teammate”. Pero Madan se rió de los peces de colores y desde el primer día, hasta su última presentación, se mantuvo al frente de los lanzadores en este último torneo.

¿Quién puede poner en duda que uniendo ambas temporadas, no haya sido Frank Madan el lanzador más consistente de nuestro torneo doméstico?. Pues Armando Ferrer, que sobre su trono celebraba el premio de haber sido el manager más exitoso en las últimas dos series, no le tembló la mano para firmar la exclusión de Madan, a pesar de haber sido el de mejor resultados en los últimos 180 juegos de etapas regulares nacionales, mostrando la constancia suficiente a golpe de 21 victorias y su calidad, superándose por mucho, de un año a otro. Ya Madan había estado en el equipo del Premier, y aunque no se llegó a utilizar como lanzador, ya sabía lo que era participar en etapas de entrenamiento a primer nivel.

Finalmente, Frank Madan pasó a engrosar las filas del equipo Cuba B y una vez más, en la única oportunidad que tuvo, logró demostrar su valía lanzando 6 sólidas entradas y permitiendo solo un par de imparables, con una foja de 6 ceros, y 8 ponches. Y aunque aún se sentía herido, se iba feliz de haber logrado su victoria número 22 en los dos últimos años, esta, con sabor de comida internacional. Su primera, con las cuatro letras.

Para la 61 Serie Nacional, el coloso camagüeyano tendrá que hilar fino, y embestir con fuerza para tratar de al menos igualar la increíble faena de la pasada campaña. En su contra tendrá el tener que superar no solo a los rivales, también a sí mismo, para ver si al fin Armando Ferrer o el señalado por la CNB durante 4 años, logran abrir los ojos por sí solos o , al menos, escuchar el sonido de las campanas cubanas de Madan, que ya van por 22.

Desde el lejano Oriente, también llegan los sonidos de un Gong japonés. El que empuña la maza no sabe mucho de música, aunque de vez en cuando reconoce el canto de sus gallos, pero si ha logrado conocer el arte del pitcheo, un poco más ahora, que durante 24 meses se ha movido en las aguas de una de las culturas que con más paciencia, forja a sus alumnos. Sin embargo, los oídos de Armando Ferrer estuvieron ocluidos, hasta esa noche en la Florida, en la cual, por carambola, despertó de su letargo.

Digo por carambola, pues Mandy no tenía en planes a Yariel Rodríguez para más nada que para lanzarle como abridor, al elenco colombiano. Con el agua al cuello, y como medida desesperada, echó mano a su último abridor, no tenía más nada que perder. Su primer pitcher, Lázaro Blanco, no pudo hacerse justicia contra Venezuela. Su abridor de la liga mexicana, Carlos Juan Viera, tenía una noche para el olvido, contra los canadienses.

Yariel Rodríguez solo necesitó hacer sonar el GONG durante 6.1 tercio de inning para recetarle 11 tazas de café cubano a los siempre incómodos bateadores de Canadá. Y a pesar de soportar dos carreras, una de ellas por jonrón, Yariel le demostró a Ferrer y a algunos que aún no estarían convencidos, el por qué, es el único abridor cubano que lanza en la segunda mejor liga de beisbol del “mundo mundial”.  

Yariel confirmó la falta de objetividad de nuestros técnicos que aun seleccionan a sus lanzadores, apoyándose la labor de 12 meses atrás cuando le ganaron, un año antes, a aquel equipo, o a aquel otro. Demostró, que el atleta debe ser escogido teniendo en cuenta muchos factores, pero sobretodo, su momento actual. Yariel acababa de bajarse del avión, que lo traía desde un país que lo ha visto crecer como lanzador, y donde el GONG también estaba sonando, gracias a su brazo, mucho más que once veces.

Once también fueron las veces que millones de aficionados, exclamaron a viva voz: “Ese era el hombre contra Venezuela! Ese era el seguro! …Ese es el mejor de Cuba hoy, libra por libra.”

Estoy seguro que otros, muy poco pudieron dormir esa noche después del juego.

Frank Madan: pensando en cada obstáculo que el capricho humano le ha puesto delante, en su camino. La misma tozudez que lo ha mantenido lejos del premio que por derecho propio, se merece, por sacrificio, y sobre todo, por resultados.

Mientras que Yariel Rodríguez, dormía intranquilo, insatisfecho. No se conformaba. Sabía que pudo haber cambiado la historia si su manager hubiera estado más acertado en sus decisiones. Muchas vueltas habrá dado en la cama esa noche, Rey Vicente Anglada, rememorando el más triste capítulo del beisbol cubano, en Lima 2019. Aquel verano cruel para él, en el cual, el Rey Anglada, decidió cortarle el camino a Yariel Rodríguez, en una actitud, no menos cruel. Al lanzador que solo meses después, sería de tanto interés para varios equipos en Japón. En aquel mes de julio, justo hace dos años, al Rey le faltó visión. Y, ahora, a un Armando Ferrer, que no dormiría nada…se le esfumaba el tan difícil y ansiado sueño olímpico, nadie podía culparlo por soñador, a pesar de contar con tan poco, lo intentó con todas sus fuerzas.

 Lo que no le habrían de perdonar en mucho tiempo al mentor matancero, es que solo se hubiera podido despertar, demasiado tarde. Cuando ya no había nada más que hacer, y solo pudo abrir los ojos, al mediodía… después de tantos campanazos camagüeyanos.

Un comentario en «Yariel Rodríguez y Frank Madan sacan de sueño profundo a Armando Ferrer»
  1. Muy buen análisis, Armando Ferrer no es nuestros manager si acaso es el de la FCB, un tipo sin escrúpulos de dudosa aptitud ética, le ha echado la culpa de su descalabro en Florida hasta al carga bate.

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