Con el tercer out del noveno inning, cedido por la dupla de Alfredo Despaigne y el emergente Rafael Viñales, el equipo Cuba de béisbol comenzó con el pie izquierdo su camino en este corto torneo Preolímpico de las Américas.

Los fieles seguidores, estuvieron ahí con todo su entusiasmo. Banderas, pancartas, discusiones, y el béisbol en la sangre alterándolo todo. A veces, hasta el orden público. De otras cosas, mejor ni opinar… ¡Aquí se habla de béisbol! 

Vimos franelas de Pinar, de Artemisa, de Las Tunas…y hasta dos seguidores del equipo Camagüey que mostraban orgullosos sus franelas de la ya, cada vez más familiar presencia, de LA COMARCA DE LOS TOROS en los escenarios beisboleros. Ellos, desde las gradas, fueron dos toros más.

También, para mantener el equilibrio, se presentó la gritería a los atletas en el terreno, la cubanísima costumbre de hacernos mánagers desde las gradas y darle órdenes a Ferrer para que sustituyera a algún que otro pelotero.

Primer inning fatídico con un Lázaro Blanco más gris que de costumbre aceptando castigo con jonrón tempranero de tres (3) carreras del venezolano Carlos Pérez.

Luego, el desacertado corrido en bases de Mujica, mojó la pólvora de la amenaza inicial contra el mismísimo Aníbal Sánchez, la figura más mediática de la selección vinotinto. Su palmarés en el Big Show, lo avalaban.

Desfile de lanzadores en medio de cambios estratégicos que, aunque estaban acertados, en al menos dos ocasiones, se alargaron más allá de lo permisible… Y par de jonrones en solitario, fueron el campanazo revelador para despertar a Armando Ferrer de su letargo. En Japón, Andy Rodríguez, ni Liván Moinelo, lanzaron tanto como hoy.

Favorable y alentador fue ver como cada uno de los lanzadores del bullpen resolvió la situación, no sólo apelando a la velocidad bruta, también empleando la inteligencia y el control. Algo tan carente y necesario en nuestro béisbol actual.

Ferrer, como nuestros últimos timoneles, no se apartó nunca del polémico ojo del huracán.

Sentar a Cepeda, para dejar a Drake… Fue la señal inicial de que habría tela por donde cortar en los foros de debates. Afortunadamente para él, “El Grillo” sacó la cara con sencillo y cuadrangular. Mujica también logró llegar a las bases en más de una ocasión, y su doble fue muy importante para pegar el marcador en un momento que nos llenó a todos de esperanzas. De esa manera le echó un poco de agua al fuego encendido por la integración del equipo Cuba.

Para el final estarían reservadas las mejores emociones de un largometraje de casi cuatro (4) horas donde hubo de todo en las gradas y hasta una aficionada corriendo por la grama del estadio. 

Pero lo que más corrió… Y hasta desapareció en un largo vuelo fue el “palo” de Correa. Una pena que llegara antes de tiempo. Lástima que Ferrer no haya esperado a que Santos o Mujica se embasaran, para que el jonronazo de Correa no quedará estéril en una manera de “tanto nadar para venir a ahogarnos en la orilla”. 

El Billy Correa ya firmó de la mejor manera que sabe hacerlo, su contrato para cuarto bate. La posible y sensible pérdida de Alfredo Despaigne como integrante de la alineación, a raíz de su lesión en la novena entrada es lo que sella este cambio en el cuarto turno. Algo que muchos consideraban que debía ocurrir desde el principio. 

Lo positivo fue ver a un equipo Cuba con garra, bateando un poco más de lo habitual. Con emergentes respondiendo y aprovechando la más mínima oportunidad. Y sobre todo, ver a un Erisbel Arruebarrena salir de la funesta estela de ponches recibidos que arrastra desde que regresó al béisbol cubano. Por si acaso, crucemos los dedos, pues todos queremos que el Grillo rinda a la altura de lo que de él se espera. Hoy, no es cienfueguero ni matancero. Hoy, es cubano. 

Los dos Toros en el ruedo, Samón y Yariel, ya están calibrando el fusil… Pues hoy se perdió, pero esta batalla, ahora es que comienza.

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