Hace solo unos minutos concluyó el segundo juego de la subserie Camagüey vs Ciego de Avila y esta vez los avileños se llevaron el gato al agua con marcador final de siete carreras por cinco (7-5).

Nuevamente la tropa de Miguel Borroto salió delante en el marcador fabricando dos anotaciones. Después de llenar las bases tanto Samón como Segura elevaron a los jardines convirtiendo dichas conexiones en fly de sacrificio para inaugurar el casillero de las carreras.

El encargado de abrir el desafío fue José Ramón Rodríguez que lanzó el primer tercio del encuentro sin mayores sobresaltos, pero al llegar el cuarto capítulo fue recibido con cuadrangular en solitario de Raúl González Jr. y después de sacar dos outs regala una base por bolas, soporta par de indiscutibles que salieron como truenos de los bates rivales y nuevamente el descontrol le pasa factura otorgando otro boleto de libre tránsito para explotar del montículo soportando cuatro carreras (todas ellas limpias) pues a su auxilió acudió Juan Ramón Olivera que antes de sacar el tercer out de la entrada regaló otra transferencia forzando la cuarta carrera de la fatídica entrada.

Los agramontinos fueron descontando a cuenta gotas hasta irse arriba en el marcador en el principio del séptimo inning gracias al cañonazo de Jorge Cardosa que nuevamente responde como emergente. La pizarra mostraba ventaja de cinco carreras por cuatro (5-4) a favor de los nuestros, ventaja que se vio empañada en el propio inning de la suerte cuando los muchachos de la tierra de la piña empataron el encuentro. Por suerte el receptor Fadraga bateó para doble matanza dándole una mano a Yormari Socarrás que había entrado a relevar a golpe de cuatro bolas malas.

Cabe destacar que para ese entonces los camagüeyanos habían dejado en bases a doce (12) corredores que nunca encontraron la conexión oportuna que los remolcara para el plato, haciendo que el juego se convirtiera en un puente sobre aguas turbulentas. Desoladoras esas sexta y séptima entradas donde dejamos las bases atestadas sin la sombra de un batazo salvador que abriera el encuentro de una vez y por todas.

El final del encuentro nos regaló el descontrol de Socarrás, un doblete remolcador de la sexta anotación avileña y un Carlos Alfredo Pérez que viene en función de apagafuegos y a base de descontrol le abre las puertas del home plate a la lapidaria séptima anotación.

Es imperdonable dejar tantos y tantos hombres en circulación. Si no surge el batazo a la hora buena las carreras no se producen y el viejo refrán se hace presente para sentenciar los juegos y dejarnos con el mal sabor en los labios. CUANDO NO LAS HACES TE LAS HACEN !!!!

Mañana será otro día y de nuevo el peso y la responsabilidad se cuelga del brazo del incombustible Frank Madan convertido en el reparador de sueños de un equipo que contra viento y marea, malas y buenas estrategias y sobre todo cientos de demonios no pierde la fe y la esperanza de colarse entre los ocho (8) grandes de la pelota cubana.

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