Dice un viejo refrán que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe y fue precisamente eso lo que sucedió entre el lanzador agramontino Yosimar Cousin y la Federación Cubana de Béisbol.

Para nadie es un secreto que el joven lanzador camagüeyano tenía todas las papeletas consigo para integrar alguna de las selecciones nacionales que participaron en los últimos eventos internacionales. Al parecer su no inclusión en el equipo U-23 que nos representó en la Copa del Mundo fue la gota que derramó el vaso.

Un serpentinero con las potencialidades de Cousin fue literalmente crucificado luego de tener una temporada donde no colocó los numeritos esperados, pero los fieles seguidores de los Toros de la Llanura saben perfectamente que muchas de esas estadísticas palidecieron por no ser extraído del juego en el momento apropiado. En la mayoría de sus salidas como abridor lanzaba cinco (5) entradas de calidad y después venía la curva descendente en su rendimiento.

Cuando se le preguntó a Eriel Sánchez (mánager del equipo U-23) sobre las ausencias de Yosimar Cousin y Yunior Tur, el timonel espirituano esgrimió: – Para confeccionar selecciones nacionales que representen a nuestro país en un evento internacional, hay muchos parámetros que medir. No solo es mirar para cuanto bateó, para cuanto lanzó, o para cuanto fildeó, hay otros aspectos como la disciplina o el patriotismo. –

Este discurso, lejos de ser profético se convirtió en un canto de sirena. Ya todos sabemos el final de esa historia. Doce (12) peloteros abandonaron la delegación desde antes de comenzar el torneo hasta el mismo día de regresar a la isla.

A sabiendas que ya no sería tomado en cuenta por cuestionamientos de diversas índoles ¿ Qué otra cosa podía hacer Cousin que no fuese gestionarse un contrato para una liga foránea con el fin de ver una luz al final del camino ?

Después de no llegar a buen puertos las negociaciones, el espigado serpentinero toma la decisión de pedir la baja y desvincularse de la pelota cubana y su federación. Tal vez tenga en mente probar suerte en otras latitudes, pero lo que sí es innegable que sentirse un excluído catalizó el proceso y su decisión.

Haremos todo lo posible por contactarlo y que sea el propio atleta quien nos revele el por qué de su determinación. Lo que sí está claro que se nos sigue desangrando el béisbol en Cuba. Todo el que ama este bello deporte y lo siente como patrimonio de nuestra nación tiene claro que se necesita un análisis profundo, pero en el menor tiempo posible porque nuestro campeonato nacional con tanto éxodo de atletas de calidad y perspectivas se pudiera convertir en una liga bananera de sexta categoría y el pueblo cubano merece y necesita un torneo de calidad.

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